domingo, 13 de abril de 2008

Del sur de Tailandia al sur de Malasia escapadita incluida a Brunei


Tailandia y Malasia son dos países vecinos y que por tanto comparten elementos comunes a pesar de sus también lógicas diferencias. Desde nuestro punto de vista la Tailandia del sur, la de las playas e islas paradisíacas es la más parecida a Malasia y es la que visitamos. La del norte, a pesar de que el turismo lo engulle todo y ha perdido parte de su autenticidad es más étnica y rural y es una buena combinación con los otros países que formar el conocido “Triangulo de Oro” (Myanmar y Laos).

El Norte de Malasia es muy parecido al sur de Tailandia como cabría esperar. Es en el sur donde encontramos la capital, una moderna ciudad de contrastes y culturas donde musulmanes, hindúes y chinos conviven prácticamente usurpando el protagonismo a los propios malayos que son los autóctonos.

En su conjunto, el recorrido por el sur de ambos países aúna el disfrute de buenas y bonitas playas junto con las comodidades de dos grandes ciudades de referencia en el sudeste asiático como son Bangkok y Kuala Lumpur.

Brunei es posible que el único gran aliciente que tenga es el de poder decir que uno ha estado en el. Es realmente poco habitual visitarlo y tampoco tiene demasiado que ofrecer este pequeño país que es conocido por estar dirigido por un sultán cuya fortuna es una de las mayores del mundo. Todo gira alrededor del petróleo. Una corta visita es suficiente y los bajos precios de los vuelos desde la capital malaya pueden justificar el capricho de tener un sello más en el pasaporte.

FICHA TÉCNICA
¿Por qué el sur de Tailandia y Malasia junto con Brunei?: La combinación Tailandia, Malasia, Singapur, Brunei e Indonesia es fácilmente explicable si se hace mirando un mapa. Todo estos lugares están próximos uno al otro y moverse de un sitio a otro es fácil y barato gracias a lo bien que funcionan las lowcost. Hay competencia en precios y los aviones son lo más parecido a autobuses con alas ya que van por faena y las esperas y retrasos se reducen al mínimo exponente. Sin duda, disponiendo de tiempo suficiente para realizar un viaje como este es mucho más barato y divertido hacerlo de un golpe que en 2 o 3 veranos consecutivos.
Días: 12.

Fecha: Julio de 2007.

Itinerario: Bangkok, Krabi, Phi Phi, Kuala Lumpur, Bandar Seri Begawan.

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Medios de transporte utilizados: Avión, barco, tren, minibús y coche.

Visado: No se requiere en ninguno de los tres países.
Vacunas: No (no está de más consultar cada caso antes de viajar).
Que no vimos y por que: Como ya se mencionaba anteriormente no llegamos ni al norte de Tailandia ni al norte de Malasia.

Tailandia hemos decidido tratarla como dos países diferentes. El norte tiene muchos elementos culturales compartidos con Myanmar y Laos y el sur con Malasia. Lo mismo sucede con Malasia que es muy parecida en la parte norte a Tailandia de manera que preferimos visitar el sur para ver los lugares mas conocidos y característicos.
DÍA 1 Y 2 –Vuelo a Bangkok-
Partimos ya pasado el medio día a Madrid para allí tomar un nuevo vuelo que nos tendría que llevar a Bangkok vía Doha (Qatar). El vuelo estaba operado por Qatar Airways y nos costó 1645 euros para dos personas.

El servicio abordo que ofrece esta compañía es excelente. Precio por precio esta es una buena elección que con gusto repetiríamos.

El único punto negativo del viaje fue la escala en Doha. Solamente teníamos una hora para cambiar de avión en el pequeño aeropuerto. A esto hay que sumar un ligero retraso y las largas colas que se forman para pasar los controles de seguridad requeridos. En nuestro caso no hubo más remedio que echarle un morro impresionante y saltarse la cola. Esto no deja indiferente a guardias y a resto de pasajeros ya que es bastante vistoso. Las colas como suele ser habitual tienen forma de S y nosotros la hicimos con paso firme en línea recta levantando todas las cintas que definían el recorrido. No hay que preocuparse. Qatar es un país musulmán y no meterán en el calabozo a nadie por poner en práctica las mismas técnicas que ellos usan, jejeje.

DÍA 3 Y 4 –Bangkok, entre templos y sex shops-

Pasamos 2 días completos en Bangkok. Nos alojamos en el hotel de la cadena Novotel, el Siam Square http://www.novotel.com/novotel/fichehotel/gb/nov/1031/fiche_hotel.shtml. El hotel está al nivel de lo esperado tratándose de un Novotel. Pernoctar 3 noches nos costó 262 euros. La situación es buena ya que está situado junto la parada de Siam del Sky Train http://www.bts.co.th/en/map.asp. En dos paradas desde este punto se llega rápidamente y por poco dinero a Sala Daeng y desplazarse a pié hasta Lumpini Park http://www.bangkoksite.com/Parks/LumpiniPark1.htm o hasta Patpong y sus alrededores.

Comenzamos el día desplazándonos al Palacio Real. Para hacerlo nos desplazamos hasta la última estación de la línea, Saphan Taksin. Tras llegar en unos pocos minutos se accede en un corto paseo al muelle central (Central Pier) donde se venden los billetes para remontar el río hasta nuestro destino.

Palacio Real

El Palacio Real fue la residencia real del siglo XVIII hasta mediados del XX. Es un gran complejo amurallado que ocupa toda una gran manzana. Tras efectuar la compra del ticket pertinente se accede al interior donde se pueden contemplar algunos de los iconos más conocidos del país. Es conveniente llevar ropa y calzados cómodos y también calcetines si no se quiere caminar descalzo por algunos de los pocos lugares donde se exige la entrada sin calzado.

Buda reclinado

Junto al Palacio Real, en otro complejo próximo se encuentra otra de las visitas obligadas, la famosa estatua de 46 metros conocida como el Buda reclinado. Su espectacularidad no se limita solamente al tamaño. Estar cubierta en su totalidad de papel de oro la hace realmente única.

En los alrededores del templo algunos merodeadores deambulan en busca de algún despistado turista al que “ayudar”. Suelen echar un capote para contratar a muy bajo precio un tuctuc. Esto es una moto con conductor y un pequeño habitáculo para dos pasajeros. La ganancia en realidad está en el hecho de que el conductor en lugar de llevar al pasajero al lugar contratado lo lleva de tiendas (básicamente de ropa) donde obtiene comisiones por las ventas y de esta manera compensa el bajo precio.

Patpong

No hay mejor manera de acabar el día que hacerlo en Patpong. Esta bulliciosa zona se llena de turistas al caer la noche. Dos son los reclamos: las paradas del gran mercadillo nocturno y los bares de copas donde las puertas abiertas de par en par muestran espectaculares gogos bailando sobre las barras.

La historia dice que esta zona era donde se agrupaba la principal oferta de prostitución de la ciudad y que dada la gran afluencia de gente, los vendedores montaron sus paradas.

Es imposible pasear sin recibir ofrecimientos de toda clase mostrando papeles a modo de menú del día donde se especifican posturas y precios. Pasear en pareja no es un impedimento ya que hay para ellas y para ellos. Es cómico decirlo de esta manera pero da gusto ir de tiendas de esta manera, la mujeres suelen mirar a un lado y los hombres al otro. Los artículos que se pueden adquirir son toda clase de souvenirs pero sobre todo falsificaciones de ropa, gafas y relojes.

Lumpini Park

Lumpini Park es uno de los pulmones de la ciudad. Es un bonito y tranquilo lugar donde vale la pena desplazarse a primera hora del día.

Numerosos grupos de practicantes de tai chi se reúnen a diario en un lugar que transmite calma dentro de una ciudad como esta.

Los ciudadanos suelen desplazarse a esta especie de pequeño Central Park tailandés para hacer deporte o simplemente descansar.

Después de dos días intensos en esta ciudad llena de vida solo dos cosas nos quedaron en el tintero. Asistir a un combate de kick boxing y a una pelea de gallos. Ambas cosas son típicas pero hay que decir que tampoco nos apasionan en exceso.

DÍA 5 –Ao Nang, a lomos de un elefante-

Ao Nang es un bonito lugar de costa donde todavía recuerdan los devastadores efectos del tsunami que arrasó hace unos pocos años Tailandia.

Llegamos en vuelo de Air Asia http://www.airasia.com por 78 euros entre los dos de Bangkok a Krabi. Hay que decir que esta compañía de bajo coste nos pareció seria, puntual y eficiente. Los muchos vuelos que hicimos con ellos fueron todos tal como habíamos planeado.

A la llegada a nuestro destino tomamos un taxi hasta nuestro hotel. Aquí es donde nos dimos cuenta hasta que punto es fácil ser turista en este país. Todo se liga con suma facilidad. El conductor nos puso en contacto (por iniciativa de el) con la gerenta de su empresa y en un momento contratamos la salida de Ao Nang a Phi Phi con el taxi hasta el embarcadero y el correspondiente barco.

Nos alojamos en el Ao Nang Sea Front Thai Resort http://aonang-thairesort.com al precio de 31 euros dos noches. Quitando el ambiente de humedad que se respiraba en la habitación por lo demás el hotel es correcto.

Este es un tranquilo pueblo donde se respira cierto ambientillo bañado por una larga y tranquila playa. Aprovechamos para ponernos el traje de guiri y contratar una excursión por la selva en elefante. Este animal antaño fue básico en la economía siendo utilizado para transportar grandes cargas. Ahora se ha reciclado su uso y se utiliza para el turismo.

DÍA 6 –Rai Ley, una perla en el Índico-

Rai Ley es una península solo accesible por mar y esto contribuye a la sensación de que uno se ha trasladado a una isla. Este es un lugar de playas de arena blanca y de belleza apabullante. El secreto para mantener la sensación es no mirar hacia atrás y recorrer las callejuelas interiores ocupadas por construcciones que rozan el mal gusto y la decadencia.

Esta es una excursión de un día ida/vuelta con barca partiendo desde Ao Nang con el objetivo único de bañarse en una de las playas más exclusivas del mundo. Ya solo el desplazamiento en barca resulta hermoso.

La contratación del transporte se hace en el embarcadero de Ao Nang. Parten regularmente cuando las barcas se van llenando y esto puede hacer que uno no tenga clara la hora a la que saldrá si se viaja en temporada baja. Si la barca está vacía el barquero hace poco negocio.

DÍA 7 Y 8 –Phi Phi, playita y buen rollito-

El transporte que habíamos contratado a nuestra llegada a Krabi nos recogió puntualmente para trasladarnos al embarcadero. Unas pocas horas ya estabamos desembarcando en el puerto de Phi Phi.

Nos hospedamos en el hotel Phi Phi Villa Resort http://www.phiphivillaresort.com. Es un hotel de instalaciones correctas y de acceso rápido a la playa. El turista es recibido directamente por el hotel a su llegada. Rápidamente comprendimos el motivo. Esta isla sin carreteras y consecuentemente sin coches está atravesada por estrechas callejuelas y el traslado del equipaje se realiza en carros conducidos por personal de los hoteles.

Las playas son de arena blanca y fina. Perder el tiempo se convierte en un verdadero placer. Cruzar el ancho de la isla es factible en no más de media hora a pié y acceder a otras playas. En todo caso las playa junto al hotel nos resultaron mejores.

Uno de los mejores sitios de la isla para apalancarse con un mojito o una cerveza bien fresca es el bar Carpe Diem. Es un restaurante de comida tanto tradicional como internacional y dispone de una genial terraza donde descansar descalzo tocando la arena de la playa. Los atardeceres son geniales, las noches una gran fiesta. El lugar se pone hasta los topes de gente y se hacen espectáculos de malabarismos con fuegos.

Un lugar digno de visitar si se viaja a Phi Phi es la más que conocida Maya bay. Este lugar es conocido por la famosa película de Leonardo Dicaprio “la playa”. Suele accederse mediante excursiones contratadas de un día.






DÍA 9 Y 10 –Kuala Lumpur, Cosmoplita y ostentosa-

Llega la hora de desplazarnos a Kuala Lumpur y eso desde Phi Phi no es un asunto trivial. Nos levantamos a primera hora y después de realizar el check out del hotel fuimos acompañados una vez más con nuestro equipaje hasta el embarcadero. Allá partimos en barco directos a Phuket. La compra de dichos billetes la habíamos hecho en los días previos. A la llegada a Phuket tomamos un minibús desde el embarcadero. La oferta es amplia y el billete se suele adquirirse durante el trayecto en barco. Un vendedor se encarga de ello durante la travesía. A la llegada al aeropuerto de Phuket partimos en vuelo de Air Asia. Precio del vuelo 131 euros para dos personas.

La llegada la hicimos tras una hora y cuarto de vuelo pero a ello hay que añadirle una más de diferencia horaria entre Malasia y Tailandia. Air Asia opera en la Low Cost Terminal, lugar donde tiene centralizadas sus operaciones y de la que hace uso exclusivo. Tomamos el autobús que conecta esta terminal con el resto del aeropuerto. No es gratuito pero en todo caso muy barato. A continuación tomamos el tren que recorre los aproximadamente 60 kilómetros que hay hasta la ciudad. En este punto se puede conectar con el resto de la red de tren y monorraíl o alternativamente como hicimos nosotros contratar un taxi. Se adquiere el ticket antes de salir a la calle y un asistente conduce al pasajero a su taxi.

Nos alojamos en el Meliá Kuala Lumpur http://es.solmelia.com/hotel/melia-kuala-lumpur.htm. Su situación es excelente en relación a su precio. Sin estar en el ombligo de la ciudad sí que está próximo a él. En frente su puede acceder a la red de monorraíl de la ciudad. Todo ello a un precio correcto y que hace olvidar la descoordinación del servicio que en algunos momentos no está a la altura de un hotel de cuatro estrellas.

Nuestro día se presentaba intenso. Nos levantamos temprano y tomamos el monorraíl hasta la la estación KLCC de la líne Putra LRT junto a las Torres Petronas http://www.petronastwintowers.com.my, el gran emblema del país. No había margen para el error. El cupo de visitas diario está limitado. A las 7 de la mañana la cola ya es considerable. Si nos quedábamos sin entradas nos suponía irnos de Kuala Lumpur sin visitar las torres ya que los lunes no hay visitas. La parte positiva de este sistema es que una vez comprado el ticket de acceso este tiene asignado una hora y ello permite planificar el resto del día.

Nos salió bien la jugada ya que nos toco visitar las torres hacia el final del día. Así pues, con los tickets en la mano nos fuimos a visitar el resto de la ciudad para volver más tarde y aprovechar para dejar pasar el rato y ver también las torres de noche. Nos desplazamos a pie hasta Little India. Por el camino pasamos junto a la Sky Tower.

Little India es un lugar bullicioso y lleno de gente donde la concentración de la comunidad hindú se hace más notable. La población de Kuala Lumpur está básicamente constituida por hindúes, malayos y chinos.

A continuación nos desplazamos a China Town. Es otra de las zonas obligadas de la ciudad. Kuala Lumpur, como la mayoría de grandes ciudades asiáticas tiene un barrio donde se concentra la comunidad china. El centro neurálgico de la zona es Jalan Petaling. Esta calle tal como se ve en la fotografía suele estar repleta de vendedores con sus paradas en medio de la calle y multitud de gente paseando y buscando buenos precios. Se pueden encontrar toda clase de souvenir, ropa y complementos. Evidentemente estamos hablando en la mayoría de los casos de falsificaciones "made in China".

Con todo esto, el tiempo pasaba y se acercaba la hora de acceder a las Torres Petronas de manera que volvimos nuevamente a dicho lugar. Acabamos de matar el tiempo paseando por las mega galerías comerciales situadas en su parte baja. El acceso a las Petronas consiste en la visita a una exposición permanente sobre las torres y todo lo referido a su construcción. Finalmente, como no, se acaba accediendo a las propias torres con una visita guiada. No se sube a la parte más alta. Solo se llega hasta el puente que une los dos edificios pero la vista es igualmente magnífica. ¡Un detalle!: La visita es gratuita.

Satisfecho nuestro deseo de visitar uno de los edificios más famosos del mundo nos dirigimos a la calle, al pié de las torres a esperar que cayera la noche. Si las fotos de día son espectaculares de noche no lo son menos.

Acabamos la jornada cenando en una de las zonas mas concurridas y con más ambiente de la ciudad. Para ello nuevamente tomamos el monorraíl hasta la parada de Raja Chulan. Lo tendríamos que haber hecho en la siguiente (Bukit Bintag) pero paseamos por Jalan Sultan Ismail disfrutando el ambiente. Hay mucho y con una buena oferta de restaurantes y terrazas. Cenamos en Jalan Bukit Bintag. Buena música, buen rollito y gente cenando, tomando algo y también fumando en cachimbas que no hay que olvidar que estamos en un país musulmán. En todo caso en ese momento nos parecía más bien que estábamos en Ibiza, jejeje.

El caso es que Jalan Bukit Bintag es la calle que da nombre al distrito comercial de la ciudad situado en lo que se conoce como el triangulo de oro. Para hacerse una idea, el triangulo de oro está delimitado por tres calles: Jalan Bukit Bintag (donde cenamos), Jalan Imbi (la calle de nuestro hotel, el Meliá) y Jalan Sultan Ismail (la calle por donde paseamos tranquilamente del restaurante al hotel en medio de gran ambiente nocturno).

DÍA 11 –Batu Caves, alma hindú en el corazón malayo-

El punto álgido de la zona se encuentra en Merdeka Square. El Sultan Abdul Samad Building preside este lugar también conocido como Independence Square. Es aquí donde nace el estado que hoy conocemos como Malasia. Fue un 31 de diciembre de 1967 y se simbolizó con la bajada de la bandera de sus colonizadores e hizando la malaya.

A continuación tomamos un taxi. Era la manera más ágil de llegar hasta las Batu Caves. A pesar de tener que alejarse del centro de la ciudad (unos 13 km.) y tomar la autopista el precio era razonable. Es posible también llegar desde la Pudu Raya Bus Terminal en Kuala Lumpur.

Las Batu Caves son el centro espiritual hindú de Malasia. Consiste en tres grandes cuevas principales precedidas por unas impresionantes escalinatas. Es un lugar que sin duda vale la pena visitar. Más en nuestro caso que no habíamos visitado la India y no estábamos familiarizados con sus ritos.

La vuelta la hicimos en autobús. Parten desde la misma puerta del recinto (en el exterior, no en el parking interior de autobuses) y no es necesario estrujarse mucho las neuronas para pensar como llegar a la city. En cuanto pasamos por la primera parada de monorraíl nos bajamos del bus y cambiamos de medio.

Nuestra estancia en la capital del país llegaba a su final. Era hora de hacer los preparativos y trámites para nuestra salida. Nuestro próximo destino era el Sultanato de Brunei. Lugar no excesivamente interesante pero que por lo barato que era viajar en avión desde Kuala Lumpur no íbamos a esperar que eso nos lo dijera nadie. Todo lo contrario. Mejor comprobarlo por nuestra cuenta ;-)

DÍA 12 Y 13 –Bandar Seri Begawan, la capital del reino del petroleo-

Brunei es un pequeño país situado en la isla de Borneo. Es un lugar tranquilo, una manera amable de decir aburrido. Está dirigido por el Sultán, una de las personas más ricas del mundo cuya fortuna ha sido amasada a base de barriles y más barriles de petróleo. La mayoría de la población vive aparentemente bien. La renta percapita del país está/ba entorno a los 24.000 Euros y hay una gran masa de clase media.

Nuestra llegada la hacemos entrada la tarde. Nuestra intención era tomar un autobús pero a esas horas ya no estaban operativos. Tomamos un taxi destino a nuestro hotel. Nos hospedamos en el Terrace Hotel http://www.terracebrunei.com. Precio medio y calidad media. En todo caso correcto. Nuestro hotel, estaba situado a las afueras de la ciudad…. Sea como fuere, eso en Bandarseri Begawan no es para nada un problema. Es una de las capitales más pequeñas que hemos visitado. En cinco minutos a pié se puede llegar al otro extremo.

Nuestra llegada coincidió con la celebración del 60 aniversario del Sultán y la ciudad estaba engalanada para la ocasión. Las celebraciones son fáciles de describir. Parecían las de cualquier fiesta mayor de una ciudad española de 30.000 habitantes.

Principales puntos de interés son la mezquita Omar Ali Saifuddien, especialmente bonita durante la noche gracias a la iluminación y también el embarcadero. Es aquí donde cenamos. Tomamos una pizza (de vez en cuando nos comportamos como buenos guiris) que no fuimos capaces de regar con cerveza. Este es un país musulmán donde no se vende cerveza en ningún lugar. Algo parecido pasa con el cerdo que solo puede ser encontrado en el chino de la ciudad.

Desde el embarcadero salen continuamente barcas a motor (watertaxies) con los que se puede recorrer el río. Son un buen medio para obtener vistas alternativas del palacio del Sultán y sobretodo para desplazarse a Kampung Ayer. Este es un lugar conformado por 28 villas acuáticas donde reside una población aproximada de 30.000 habitantes. En este lugar se vive todavía de forma cercana a la vida tradicional.

El día siguiente lo aprovechamos para salir de la ciudad. Tomando autobús de línea nos desplazamos hasta la mezquita Jame’Asr Hassanal Bolkiah. Es de visita obligada. Realmente impresiona. Es un lugar ostentoso y exquisitamente cuidado. Nos obligan a descalzarnos para visitarla pero eso en un lugar donde los mármoles del suelo relucen no es ningún problema. Se nos proporciona una túnica que a la salida se retorna sin ningún pago. Firmamos en el libro de visitas. Estuvieron encantados de tener una firma de visitantes españoles (éramos los primeros del libro).

Finalizamos nuestro último día dando un breve paseo en coche y aprovechando para pasar ante el palació del Sultán. Ciertamente no hay mucho que ver. Habíamos llegado al final de nuestra visita a Brunei, un remoto lugar para ser visitado por un español que solo vale la pena ver si se va de paso y se quiere ser testigo de primera fila de cómo es. Las emociones nos aguardaban en Indonesia!!

(c) Ezequiel Jiménez Borra & Mónica Valls Moreno

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