lunes, 25 de agosto de 2008

Moscú, a medio camino entre Europa y Asia



Moscú es una ciudad de referencia para el viajero. En este lugar se dan la mano oriente y occidente. Arquitectura, historia, tradiciones, todo es familiar para el ciudadano europeo, pero todo tiene matices que despiertan interés y curiosidad por lo curiosa o exótica que la influencia asiática pueda resultar. No hay que olvidar tampoco el lado lúdico. ¡Moscú es un lugar donde uno se lo puede pasar muy bien!

FICHA TÉCNICA


¿Por qué Moscú?
La ciudad de Moscú al contrario de lo que primeras impresiones puedan sugerirnos no es un mal destino para pasar un fin de semana. Dos son los únicos obstáculos que para ello podemos encontrar. Precio del vuelo y pereza de embarcarse en un vuelo de 4 horas por trayecto para un solo fin de semana. Para nosotros lo último nunca será un obstáculo. En cuanto al precio, excepcionalmente nos salió gratis (mejor imposible) gracias a una escapada de trabajo.

Días: 3.

Fecha: Mayo 2008.

Itinerario: Moscú (State Historical Museum, Plaza Roja, Mausoleo de Lenin, Iglesia de S. Basilio, Galerias GUM. Tumba del Soldado Desconocido, Kremlin, Cañón y Campana del Zar, Cristo Salvador, Nuestra Sra. de Kazan, Arbat Street, Estatua de Pedro el Grande y Moscow State University).


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Medios de transporte utilizados:
Metro y autobús.

Visado: Si.

Moneda: Rublo. No suele ser posible obtenerlos en los bancos españoles. Se pueden obtener en las casas de cambio a la llegada en el mismo aeropuerto.

Que no vimos y por que: Hay paradas de metro realmente espectaculares (el metro es una visita obligada). Las que vimos nos gustaron pero hubiera valido la pena perder más tiempo.

Alejarse de la ciudad también es más que recomendable. La vida fuera de Moscú es muy diferente.

VISITANDO MOSCU

DÍA 1 (viernes) –Vuelo a Moscú-

Partimos en vuelo regular de Iberia hacia Moscú. Llegamos a uno de los tres aeropuertos que tiene la ciudad. Nuestro aeropuerto estaba a una dos horas por carretera del centro de la ciudad. Eso dependerá de cómo de monumental llegue a ser el atasco de tráfico ese día.

Nos desplazamos en autobús. Viejo. De los que hace años no se ven en España. En Moscú es fácil ver un lujoso Ferrari al lado de un viejo Lada destartalado.

Llegamos a nuestro hotel, el Ritz Carlton http://www.ritzcarlton.com/en/Properties/Moscow/Default.htm. El precio no lo sabemos. Probablemente más de lo que pagaríamos si tuviera que salir de nuestro bolsillo. En todo caso se trata del que probablemente sea el mejor hotel de todo Moscú. Desplazarse hasta la Plaza Roja es algo tan simple como cruzar la calle.

La noche había recién caído de manera que no había tiempo que perder. Dejamos nuestras maletas y nos dirigimos a la Plaza Roja. Tal como decíamos antes desde nuestro hotel era solo cuestión de cruzar la calle, pero este no es un hecho trivial. Las calles se han de cruzar por lugares habilitados para dicho cometido. Suele ser habitual cuando se trata de grandes avenidas tener que hacerlo por pasos subterráneos que suelen coincidir con accesos al metro. Infringir la norma puede suponer el pago de una multa. Ser turista no reblandece el corazoncito de la en ocasiones corrupta policía.

Moscú (al menos fue nuestra sensación moviéndonos por el centro) no es un lugar peligroso. Tampoco es un lugar para despistados. Son numerosas las historias que uno escucha sobre turistas que sufren robos. Es cuestión de simple precaución. En todo caso como ya decíamos antes, la misma policía está a la que salta. Durante nuestro paseo por la Plaza Roja (acabábamos de hacer el check in en el hotel) la policía nos pidió que mostráramos nuestro pasaporte. También es imprescindible llevarlo encima. El problema es cuando el hotel se lo queda durante el proceso de registro. El primer día no es obligatorio presentarlo y eso mismo respondimos con firmeza y convicción. Finalmente se conformó con que le mostráramos la llave del hotel.

Moscú es un lugar donde las desigualdades entre clases se acentúan. El metro cuadrado está por las nubes y los salarios por los suelos. No es extraño pues que cada uno haga la guerra por su cuenta. Nuestro guía nos explicaba (se nos hace raro tener guía) que el carné de conducir literalmente se compraba y las multas no se pagaban, directamente se sobornaba al policía. Así pues ya no es tan complicado entender que algunos “agentes de la ley” no muestren mucho interés por su nómina.

Dicho todo esto, las vistas de la Plaza Roja de noche son realmente encantadoras. Son especialmente bonitos de noche el State Historical Museum y la Iglesia de San Basilio. Color, arquitectura e iluminación se dan la mano.

DÍA 2 (sábado) –Alrededores de la Pl. Roja y el Kremlin-

Nos desplazamos hasta la Plaza Roja. Intento frustrado… tendremos que volver más tarde. Desconocemos el motivo ha quedado cerrado el acceso. Esto no es ni extraño ni predecible. En ocasiones sucede.

Así pues cambiamos de plan. Giramos a la derecha y bordeamos el Kremlin por sus verdes jardines. Moscú está lleno de jardines. Es la ciudad en la que más metros de jardín tocan para cada ciudadano. Durante nuestro paseo encontramos la tumba del soldado desconocido, permanentemente custodiada. Para todo soldado ruso este es un gran honor.

Seguimos bordeando el Kremlin y finalmente llegamos a la puerta de acceso. En ocasiones la cola de acceso es considerable. Hay que superar controles policiales y arcos de metales. Es posible que seamos requeridos a no llevar bolsos o maletas (básicamente si son voluminosos). Existen consignas a unas decenas de metros.

Kremlin significa fortaleza. Es aquí, junto al río Moscova donde nace la ciudad que hoy conocemos. Originalmente era de madera. En la actualidad es una impresionante fortificación a la que se accede a pié por un largo puente de piedra y que alberga palacios y catedrales.

La Catedral de la Asunción es especialmente bella por su piedra blanca y sus 5 cúpulas doradas de influencia asiática.

También encontramos la Catedral del Arcángel Miguel, la Catedral de la Anunciación y la Catedral de los Doce Apóstoles. El Gran Palacio del Kremlin desde este lugar ocupa el centro de la vida estatal del país.

Finalmente no podemos olvidar dos iconos de este lugar. Tsar Kolokol y Tsar Pushka que no es el nombre de una pareja de gatos. Es la campana del Zar y el cañón del Zar. Ambas son obras resultado del gusto por la megalomanía. La campana mide más de 6 metros de altura y pesa más de 200 toneladas. Se rompió en 1737 durante un incendio. El cañón es tan grande que se sospecha que nunca ha sido usado por que dado su calibre, cada proyectil pesa 2 toneladas y es físicamente imposible lanzarlos.

Por último es posible y probable poder ver en este lugar soldados en formación marcando el paso y curas ortodoxos. Sin duda estas dos imágenes también son dos iconos de este país.

Tras nuestra visita al recinto del Kremlin nos dirigimos nuevamente a la Plaza Roja y esta vez si, pudimos acceder a ella sin problema. Esta plaza, antiguo lugar centro del comercio está rodeada por el State Historical Museum, el Kremlin, la Iglesia de San Basilio y las galerías comerciales GUM, las más grandes y conocidas de la ciudad. También encontramos al pié de la muralla del Kremlin el mausoleo de Lenin.

San Basilio es indispensable ser visitado. Este es el icono por excelencia de Moscú y casi del país. Normalmente visualizamos este lugar cuando pensamos en la plaza roja. Sus tejados son fascinantes. Su interior encantador y lleno de riqueza plástica.

Vista el lugar nos dispusimos a salir de la Plaza Roja cruzándonos con estudiantes celebrando su graduación con sus compañeros luciendo bandas representativas de la bandera rusa. Salimos por la puerta de la Plaza Roja pasando sobre el Km.0, el centro de Rusia. La gente pide un deseo y tira una moneda hacia atrás. Mendigos de espíritu pragmático aguardan detrás recogiendo las monedas.

También es fácil coincidir a la salida con mercadillos donde es fácil adquirir todo tipo de artesanías. Como no, también matrioskas. Probablemente también algún imitador de Lenin y Stalin.

Tomamos el metro http://engl.mosmetro.ru. Destino: ninguna parte. Este es un lugar que ha sido incluido en los circuitos turísticos de la ciudad. Fue inaugurado en 1935. Lo primero que impacta al acceder es la profundidad a la que se desciende. Existen estaciones a más de 60 metros bajo tierra. Parece que el final de la escalera nunca llegue. El motivo es que las estaciones fueron pensadas para soportar bombardeos durante la guerra y de esta manera poder actuar como refugios para la población.

Las estaciones son señoriales y cada una de ellas posee una decoración propia. Visitamos las paradas de Kievskaya y Arbatskaya. Las hay incluso más señoriales. Acostumbrados a adquirir los billetes en máquinas expendedoras a golpe de tarjeta de crédito encontrar estaciones con una señora mayor con bata vendiendo tickets bajo ese contexto y esa decoración es todo un viaje al pasado.

Finalizamos el día con un poco de fiesta. Moscú tiene mucha vida nocturna. La cena la amenizamos con un espectáculo de folklore ruso. Danzas alegres, vestidos coloridos, acordeonistas… pasó volando.

Seguidamente nos dirigimos a la discoteca más cercana del hotel. Tomamos vodka, como no. Si se pide un vodka se obtendrá un chupito. Si se pide con naranja o limón el camarero directamente no entenderá nada y como mucho se limitará a traer rodajas troceadas de manera que el que tenga el mono tendrá que pedir un vodka y un zumo de naranja o limón. Sea como sea, el alcohol es caro. También es típico fumar en cachimba. Una vez más se ven las influencias asiáticas. La variedad de aromas y sabores que se pueden fumar es muy amplia.

DÍA 3 (domingo) –Hasta pronto Moscú-

Todavía nos quedaban cosas por descubrir en el centro. Tras un breve recorrido en autobús bordeando el Moscova pasamos cerca de la gran estatua de Pedro el Grande curiosamente más parecida a Colon que a Pedro el Grande.

Finalmente llegamos a la Catedral de Cristo Salvador. Fue destruida durante el comunismo y levantada fielmente de nuevo. Se reconstruyó en su totalidad. Es un punto de referencia y sus dimensiones son más que respetables. Asistir a una ceremonia religiosa es una oportunidad de poder ver los matices y diferencias entre un acto cristiano u ortodoxo. Para comenzar llama la atención la ausencia de bancos donde sentarse. En su lugar no hay nada, dejando espacio para que la gente se agrupe a su alrededor.

Seguidamente nos desplazamos a Arbat Street, concretamente la vieja Arbat Street. Es una calle comercial ideal para la compra de los últimos souvenirs si todavía no se ha hecho y comer una hamburguesa en un McDonalds los que sean menos sibaritas. En todo caso es una de las calles de referencia de la ciudad.

Acabamos nuestra visita a la ciudad alejándonos por una vez del centro de la ciudad. Nos desplazamos al imponente edificio de la Moscow State University http://www.msu.ru/en, otro testimonio del gusto por la megalomanía. El estilo del edificio es el que durante una parte del comunismo dominó. Desde este lugar, alejado del centro, se puede tener también buenas vistas de la ciudad.

Tras nosotros queda todo un intenso fin de semana en Moscú. No se puede decir que nos llevemos una imagen fiel de cómo es Rusia pero si una buena aproximación. En todo caso no se puede olvidar que la vida fuera de la capital es muy diferente. Sea como sea un fin de semana es suficiente para ver lo esencial de esta ciudad. Llegados a este punto no queda más que llegar temprano al aeropuerto…. Este es un lugar donde los controles de seguridad toman su tiempo. Seguro que algún día volveremos a este país pero para eso antes hay que volver a casa.





Antes de poner punto y final a estas línea sobre Moscú y aprovechando la condición de viajero friki aquí va nuestro homenaje al nuestro amado Tetris. Este juego nace en 1985 de la mano de un estudiante de Moscú y siempre lo hemos asociado a esta ciudad por el recurrente fondo utilizado de la Iglesia de San Basilio y la Korobeinik que es su banda sonora, tomada del folklore ruso.



(c) Ezequiel Jiménez Borra & Mónica Valls Moreno

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