domingo, 23 de noviembre de 2008

India norte, un país en construcción



India es un país que no deja indiferente a nadie. Es imprevisible, lleno de color y olores, caótico, hospitalario, bullicioso, agotador asombros... la lista de adjetivos es inacabable. En un mundo globalizado India vive a su propio ritmo y la esencia de su identidad permanece inalterada. Como toda película, sea buena o mala, este es un lugar para ver en primera persona.


FICHA TÉCNICA


¿Por qué India?
India es sin discusión alguna un lugar de obligada visita para cualquier viajero y no dejará indiferente a nadie.

Es difícil no tener una imagen preconcebida muy probablemente por comentarios de otros viajeros. Estas líneas pretenden huir del hecho de decantar la balanza positiva o negativamente. India es posiblemente todo lo que uno haya podido escuchar previamente, y en algunas ocasiones es todo eso y más… o todo eso pero no tanto.

De este país se puede decir objetivamente que es un lugar genuino y de contrastes. También se puede decir objetivamente que no es un destino de relax y que hay que ser trabajador y sacrificado. Esto significa aceptar con la mejor de las actitudes los imprevistos, y en caso de viajar con tiempos limitados como es este el caso ser organizado y tener recursos. No en vano, estamos hablando de un país que a ojos de un occidental, vive sumido en el más absoluto caos y la miseria está tras cada esquina.


El ojo crítico... la opinión: India es un país que hace unas pocas décadas vivía sumida en la más absoluta miseria y que hoy en día es un actor imprescindible en la escena económica internacional. Aquí encontramos multinacionales de las Tecnologías de la Información en Bangalore, o en el territorio de Andhra Pradesh asentamientos de centros de biotecnología. También es potencia nuclear y recientemente lanzó la sonda espacial Chandrayaan-1, toda una declaración de intenciones de este país. Incluso el simpático Bolliwood es mucho más que una anécdota o un icono, es toda una potente y compleja maquina de amasar dinero. Nadie discute ya que en el medio/largo plazo la India puede estar a la altura e incluso por delante de potencias como China o Estados Unidos.

Nada de lo comentado anteriormente se ha traducido en una mejora del bienestar de su población. Los contrastes entre la riqueza de unos pocos y la miseria de muchos continúan siendo crueles. Gran parte de la población lucha día a día por sobrevivir en este país donde “morir en la calle es tan normal como nacer en ella” (Pilar Róala, La Vanguardia 18/11/08).

Es difícil ante nuestros ojos y nuestra perspectiva de la vida llegar a entender la pasividad y el olvido de un gobierno hacia sus propios ciudadanos. Pero: ¿Hasta que punto tiene sentido el trabajo de ONGs en este país? ¿Hasta que punto centrar estos esfuerzos aquí y no en países realmente necesitados? ¿Hasta que punto solidarizarnos y hacer el trabajo de los que pueden y no quieren? Sin duda este no es el país más necesitado de ayuda (eso si, uno de los más exóticos si que es). Más allá de la belleza y su encanto, una visita a la India basta para ver hasta que punto este país es rico en recursos. Su apuesta por entrar en el club de los grandes es decidida. El precio es la hambruna de centenares de millones de hindúes.


Días: 10.

Fecha: Septiembre 2008.

Itinerario: Delhi, Amritsar, Udaipur, Ranakpur, Pushkar, Jaipur, Agra, Jhansi, Khajuraho, Varanasi.

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Medios de transporte utilizados: Avión, coche, tren, taxi, barca y rickshaw.

Visado: Si. Es multientrada y con vigencia para 6 meses. El precio es 50€. No es posible obtener visa on arrival. A pesar de que existen consulados en España solo es posible mediante la embajada de Madrid.

Vacunas: No. Tampoco hace falta tomar pastillas para la malaria. Eso no quita que sea recomentable un buen botiquín dadas las condiciones sanitarias.

Que no vimos y por que: Hay que comenzar señalando que el viaje no pretendía cubrir todo el país sinó su mitad norte. Bombai no está en el alcance pero de tener más tiempor con gusto hubieramos llegado. Jaisalmer es en mayúsculas la asignatura pendiente. Es un lugar mágico que todo visitante recomienda. Ambos quedan pendientes para nuestra próxima visita... India merece más de una visita si no se dispone de tiempo ilimitado.

DÍA 1 -Vuelo a Delhí, comienzan los problemas-

El inicio del viaje fue premonitorio en cuanto a algunas de las dificultades que teníamos por delante. India es un país donde no es bueno viajar con planificaciones encorsetadas como es el caso.

Volamos Barcelona – Delhi vía Londres con British y Virgin. El tiempo de conexión entre un vuelo y el otro era 2 horas y 10 minutos.

Sin duda esta opción es una de las más populares de quienes viajan a India debido al precio. El mejor. No tardamos en arrepentirnos. Es una opción de riesgo. Las 2 horas pronto se hicieron manifiestamente justas. Hay que cambiar de terminal (de la T1 a la T3) y en Barcelona (o Madrid) no se expide la tarjeta de embarque de Virgin de manera que se tiene que llegar al mostrador de conexión de la T3 con media hora de antelación sobre el horario de salida. A esto hay que sumar que hay que superar controles de seguridad y tomar un autobús de conexión. Para rematar todo observamos con estupor como durante toda la semana el vuelo de Barcelona llegó a Londres con retardo…. ese día no fue una excepción. Afortunadamente conseguimos no perder el vuelo. Nos costó correr hasta la asfixia y acabar literalmente corriendo en calcetines con el cinturón y los zapatos en la mano. Llegamos in extremis al mostrador de Virgin cuando lo estaban cerrando y con resignación y no la mayor de las predisposiciones procedieron a atendernos. Nada recomendable. En caso de perder el vuelo nos hubiera tocado realizar el recorrido inverso hasta el mostrador de British para ser recolocados.

Una vez en el avión de Virgin y bien sudados nos dispusimos a disfrutar, ahora si, de nuestro viaje. Hay que decir que los aviones de esta compañía son cómodos y modernos. Camino a India… la aventura comienza!!


DÍA 2 -Llegada y visita a la ciudad-

Nada más aterrizar cambiamos moneda en el mismo aeropuerto. Es aconsejable exigir factura y guardarla. Finalmente, antes de salir a la calle nos dirigimos a la ventana de prepaid taxi. Se paga según distancia, personas y maletas. En nuestro caso, 2 personas, 3 maletas y el recorrido a nuestro hotel, un tanto alejado del aeropuerto, asciende a 300 rupias.

Nos alojamos en el Hotel City Park. Muy correcto y cercano al metro. Dispone de un restaurante únicamente hindú y también de una cafetería donde poder comerse una pizza. La elección nos pareció buena. Pagamos 95 euros la noche incluyendo el desayuno.

Reservamos por Asia Rooms. Son fiables, nunca nos han fallado.

Tan pronto nos desprendemos de las maletas nos desplazamos a Vieja Delhi en metro. Nos desplazamos desde Kohat Enclave (Line 1) a Delhi Main (Line 2) pagando 26 rupias por los dos.

Atravesamos callejuelas con templos coloridos y multitudes realizando ofrendas, ruidos ensordecedores y tráfico caótico a ojos del turista occidental.

Finalmente llegamos al Red Fort. Entramos tras pagar poco convencidos 250 rupias por persona siguiendo las indicaciones de un rótulo con el precio tachado y sobrescrito a mano. Es una majestuosa construcción amurallada del s. XVII de color rojizo de visita ineludible.

Nuestra visita prosigue adentrándonos por callejuelas.

Llegamos a la cercana Jama Masjid, la principal mezquita de Vieja Delhi. Tiene capacidad para 2500 personas. Durante verano el horario de visita es de 07.00 a 12.15 7 de 13.45 a 18.00 y en invierno de de 08.30 a 12.15 y de 13.45 a 17.00. La entrada es gratuita y solo se paga 200 rupias por acceder con la cámara de fotos y 50 más por persona si se desea subir a lo alto de la torre. Pagamos también para que nos guardaran las zapatillas de manera que pagamos por todo entre los dos 450 rupias.

Tras la visita, nuevamente y por calles rebosantes de gente hasta la asfixia caminamos en busca del metro. La noche ya prácticamente ha caído pero entre tanto bullicio es difícil sentirse inseguro. Es todo un espectáculo ver disputar la calle a unos pocos coches, unas muchas motos y otros tantos peatones. Pagamos nuevamente 26 rupias por volver hasta el hotel desde Chawari Bazaar. A pesar de ser hora punta en el metro hay orden y la gente se dispone en fila india (no es un chiste) ante las puertas de los vagones.

DÍA 3 -Golden Temple. Amritsar ida y ¿vuelta?-

Conscientes que las vacaciones no duran indefinidamente y de la necesidad de aprovechar el tiempo al máximo, nos disponemos ya en nuestro segundo día a desplazarnos a Amritsar. Esta población esta a más de 600 Km. en el extremo norte-occidental del país limitando con la frontera de Pakistán. El objetivo era estar de vuelta al final del día. Lo hicimos negando las dificultades de un lugar como India y lo conseguimos. A pesar de ello no fue fácil y estuvimos cerca de fracasar.

Nos desplazamos bien temprano del hotel al aeropuerto. Lo hicimos con el coche del hotel por 750 rupias. Hay varias terminales locales no muy cerca entre ellas y el conductor nos dejó el la incorrecta. Finalmente partimos en el vuelo de las 05.45 (DEL) Delhi - (ATQ) Amritsar con Deccan Airlines. Reservamos con Travelocity por 95 euros los 2.

Llegamos a las 07.15. Comodamente. Sin maletas y con las manos en los bolsillos. Rápidamente nos desplazamos desde el aeropuerto a la misma ciudad por 500 rupias.

Amritsar estaba de celebraciones. De hecho en la India casi cada día hay una, jeje. Sea como sea la imagen a nuestra llegada era fascinante. En esta región, el Punjab, la mayoría de la población es sihj. Extremadamente amable, de barbas afiladas y prominentes turbantes. Al principio nos sentimos ligeramente perturbados al sentirnos observados. Eran muchas las miradas clavadas sobre nosotros. Más tarde descubrimos que era pura curiosidad por dos turistas de rostro pálido. No están excesivamente acostumbrados a ello y eso lo hace un destino todavía más auténtico. Nos hicieron con sus móviles casi tantas fotos como nosotros les hicimos a ellos.

Finalmente accedimos al Templo Dorado. No se paga. Solo tuvimos que comprar dos pañuelos naranja para cubrir nuestras cabezas. 5 rupias cada uno. Muy a nuestro pesar lo hicimos descalzos. Ni tan siquiera con calcetines. Todo ello caminando sobre suelo húmedo y en ocasiones mojado. Ello figura entre nuestro listado de manías occidentales. A pesar de ello el balance es totalmente satisfactorio. El interior repleto de fieles sihj rezando mientras que la música sonaba a todo volumen era sin lugar a duda uno de los momentos más mágicos vividos durante el viaje.

No hay mucho más que ver de manera que pasamos el resto del día paseando por la ciudad hasta llegar la hora de partir de vuelta a Delhi.


Tomamos un taxi de vuelta al aeropuerto, esta vez por 400 rupias. Lo que nos esperaba a la llegada estaba fuera de toda previsión. ¡Nuestro vuelo no existía!

Una semana atrás el vuelo Amritsar-Delhi de Jet Airways de las 18:40 (114 euros los 2)había dejado de operar y no habíamos sido notificado de ello. El caso es que no habían más vuelos hasta el día siguiente y nuestras maletas estaban en nuestro hotel de Delhi.

Lo peor de todo era que a primera hora del día siguiente teníamos otro vuelo que partía de Delhi y su perdida truncaba toda la planificación y reservas de vuelos y hoteles.

Manos a la obra:

1. Liamos el pollo en el aeropuerto y solicitamos certificado de cancelación del vuelo (a reclamar desde España a la India a nuestra llegada... Travelocity fue legal y pagó todo). 2. Seguimos liando el pollo y hacemos que alguien del aeropuerto nos lleve cagando leches (perdón) a la estación de tren. El que partía en ese momento (el último, como no) estaba lleno. Tratamos de sobornar al taquillero. Desconocemos si todo el mundo en India es legal o no. Nuestro vendedor de billetes resulto ser una persona íntegra (con lo fácil que es encontrar maleantes por el mundo). 3. Pasamos al plan B (de hecho es el C). Tomamos un taxi. Salimos a las 16.00 y llegamos a las 02.00.

¿Quien dijo que escapar de los contratiempos era imposible en India? El desplazamiento costó 9.000 rupias. El precio incluyó insólitas imágenes de locos motoristas cabalgando en pié por la carretera a sus anchas, emocionantes bandazos de un coche conducido por un taxista somnoliento después de 10 horas de conducción y finalmente una exasperante búsqueda por Delhi a las 2 de la madrugada, de un hotel que se resistía a ser encontrado por un conductor de pueblo.

¡A la cama! Es tarde y hay que levantarse temprano que otro avión nos espera. ¿No?

DÍA 4 -Ranakpur, arquitectura sublime. Udaipur, encanto a pié de calle-

Sin apenas dormir volvemos a desplazarnos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo de las 07.05 (DEL) Delhi - (UDR) Udaipur con Kingfisher Airlines reservado con Travelocity por 185 euros los 2.

Ciertamente no es recomendable ir con el tiempo justo. Kingfisher Airlines opera en la terminal 1A y 1B y nuestro transporte nos vuelve a dejar en la incorrecta. Moverse entre ellas a pié es posible pero no es práctico si se hace cargado de maletas. Tomamos un taxi que nos pide 500 rupias que finalmente quedan en 200. La verdad es que no merecía más de 100.

La facturación y sobre todo, los controles de seguridad, pueden llegar a ser poco ágiles y requerir también una buena porción de tiempo.

Tras aterrizar nos disponemos a contactar con el representante de India Golden Tours. Con ellos contratamos un conductor privado de habla inglesa por 4 días con un Tata Indigo que había de desplazarnos a Ranakpur, Udaipur, Pushkar, Jaipur y Agra. El pack para dos personas 275$.

Nuestro balance sobre esta compañía es más bien justo. El conductor no hablaba inglés y estuvimos escoltados durante tres de los cuatro días por el representante. Esta persona era tremendamente pesada. Se empeñaba en acompañarnos a todos los lugares. Desconocemos si lo hacía en busca de un suplemento por sus servicios de guía. No accedimos. Esto generó sutiles desencuentros. Nos hubiéramos entendido mejor a solas con el chofer a pesar del idioma. Era una bellísima persona, humilde y carente de la picardía su compañero.

Tras recorrer medio perdidos calles de tráfico endiablado llegamos a nuestro hotel. Cual sorpresa fue la nuestra cuando descubrimos que estaba cerrado por obras. ¿Que más nos podía pasar? Nos enviaron al Hotel Mahendra Prakash. Pagamos 1800 rupias. El lugar era correcto y con encanto. Dispone de un patio interior donde aislarse y cenar tranquilamente y sin ruidos el esplendido pollo tandori que cocinan, sin duda el mejor que nos hemos comido.

Ya sin maletas visitamos el templo jain de Ranakpur. Son 2.5 horas por trayecto en coche. Desde fuera es espectacular pero ya en el interior su delicada arquitectura deja sin palabras. El acceso al complejo es gratuito. Solo se paga por acceder con cámara o videocámara en cuyo caso el precio es de 50 o 150 rupias respectivamente.

Ya en Udaipur recorremos a pié el camino que va desde los alrededores de la Clock Tower hasta el hotel. Puntualmente nos desviamos pasando por Gangaur Ghat Rd. desde donde se accede a un puente desde donde se puede ver el Taj Lake Palace, el famoso hotel situado en medio del río donde se grabó la película de Octopusy.

DÍA 5 -Espiritualidad en Pushkar-

Pushkar aparece a medio camino en nuestro recorrido entre Udaipur y Jaipur.

Hasta Jaipur son 410 Km. Salimos a las 09.30 y llegamos a las 15.00 a Pushkar. El recorrido lo reanudamos a las 19.30 llegando a las 22.00 a nuestro hotel en Jaipur.

Pushkar es un lugar pintoresco y encantador de obligada visita. Nada más llegar comemos en el Rainbow Restaurant por unas 200 rupias. El lugar tiene una magnifica terraza desde donde disfrutar de la comida y las vistas a la vez.

Visitamos el templo que hay en el extremo oeste. Un espectáculo humano de gente realizando ofrendas florales y rezando. No se puede acceder con cámaras.

El acceso es gratis pero siempre hay alguien al acecho apunto de hacerte abrir la cartera. Para comenzar hay un protocolo que seguir dentro del tempo para visitarlo y para hacer las obligadas ofrendas. Como desconocedores del protocolo seremos guiados ineludiblemente por algún pesado/listo. Tras finalizar la visita no habremos acabado. Seremos acompañados hasta el ghat donde un supuesto monje (nosotros no vimos ninguna acreditación) reza con nosotros.

La visita del templo la desluce la presión ejercida por estos personajes. Más allá de sentir que estábamos viviendo un momento espiritual teníamos ganas de enviar a paseo al tipo. Preguntan cuanta familia tienes... hay que mentir, cuanta más peor. Entonces comienzan a rezar por tu padre, por tu madre, por tu abuela y su tía abuela, por el tío paco y por el Fary, y claro, tanto rezo desgasta y hay que mostrarse agradecido con cash. Nuestros "amigos" se cabrearon "un poquito con nosotros". En lugar de pagar los 50 euros pretendidos les pagamos 50 rupias.

El resto de nuestra estancia en la población lo dedicamos a disfrutar tranquilamente del espectáculo humano del lugar. Fumetas entregados a la vida contemplativa, comerciantes en plena actividad a pié de calle. Todo un paseo que bien vale la pena.

Finalmente retomamos nuestro camino hacia Jaipur. Ya es de noche y el tiempo apremia para llegar a una hora decente.

Nos alojamos en el Hotel Mandhuban. A parte de no tener ascensor con el que subir las maletas, por lo demás nos pareció un buen lugar. 1620 rupias incluyendo desayuno. No está clavado en el centro de la ciudad pero se llega a el con un paseo de un cuarto de hora.

DÍA 6 -Jaipur, la ciudad roja-

Dedicamos la mañana a visitar el centro de Jaipur. Desde nuestro punto de vista, la ciudad no da para más a menos que se tenga previsto ir al cine a ver alguna producción de Bollybood. Se trata, como no, de un lugar caótico y lleno de polución. Las vacas campan a sus anchas por medio de la calle buscando comida en la misma basura que algún niño escudriña en busca de algún tesoro oculto.

Este lugar también es un enclave ideal para realizar compras. Hay multitud de tiendas en las que gastar tiempo y dinero con todo tipo de artículos hindúes.

El retorno al hotel lo hacemos en rickshaw por 40 rupias. Desde allí tomamos nuestro coche y seguimos nuestro itinerario.

Partimos a las 13.30 hacia Agra llegando a las 18.30. El camino es realmente entretenido. ¿O no lo es encontrar procesiones religiosofolkloricas en medio de una autopista? Vale la pena si se dispone de tiempo hacer una parada a medio camino para visitar Fatehpur Sikri.

Una vez ya en Agra nos alojamos en el Amar Hotel. Hotel de tres estrellas, estándares aceptables y precio ajustado. 32 euros la noche. Cenamos en un restaurante cercano para guiris llamado Only por unas 1000 rupias.

DÍA 7 -Taj Mahal-

El Taj Mahal es la más bella locura jamás cometida por amor. Nos levantamos bien temprano y a las 06.00 ya estábamos saliendo del hotel para visitarlo. A esa hora hay menos aglomeraciones y se puede estar de vuelta para desayunar. La entrada cuesta 750 rupias por persona. Es visitable cualquier día de la semana a excepción de los viernes. No hay que llevar comida o móvil.

Es recomendable prestar atención por donde se accede al Taj Mahal. Tiene tres entradas y salir puede ser un poco confuso si se tiene que volver a buscar el taxi. Desde la parada hasta el acceso hay que ir a pié o contratar un rickshaw. El turista es aquí más que nunca un dólar andante. Hay también numerosos fotógrafos que se ofrecen a fotografiar a las parejas con sus propias cámaras tras lo que piden la voluntad.

La entrada al interior del Taj se hace descalzo. En la entrada se proporcionan con el ticket fundas para los pies. Es uno de los monumentos más majestuosos sin duda jamás construidos.

Tras regresar al hotel para desayunar continuamos nuevamente visitando la zona. Otro de los atractivos es el Fuerte de Agra. Es el fuerte más importante y patrimonio de la Unesco y la competencia de la belleza de Taj Mahal no ha de impedir su visita.

El coste es de 250 rupias por persona presentando la entrada del Taj Mahal fechada en ese mismo día. El acceso con cámaras requiere pago adicional pero nosotros no las mostramos en la entrada y no pagamos.

DÍA 8 -Próximo destino: Khajuraho... es hora se subir a un tren-

Es habitual moverse por India en tren y nosotros teníamos este apartado pendiente de manera que nos dispusimos a saldar el tema.

Llegados a este punto la pregunta es clara: ¿Como comprar un billete de tren en India? Ciertamente no es sencillo, de lo contrario no habría tanta gente haciéndose la misma pregunta. Para quien quiera asegurarse de la disponibilidad en fechas concretas tendrá que proceder a la compra con toda la antelación posible. Los billetes se pueden adquirir con una antelación máxima de 3 meses. Para ello hay que acceder a la IRCTC (Indian Railway Catering and Tourist Corporation Limited). Pulsando el siguiente enlace se puede acceder a las instrucciones para la adquisición de billetes.

Una vez adquirido el billete de tren es posible consultar su status mediante el número PNR que figura en el documento de embarque mediante la web de Indian Railways.

En Agra hay dos estaciones de tren. Partimos de Agra Cantt. El desplazamiento desde el hotel nos costó 300 rupias... 200 hubiera sido más apropiado pero íbamos justos de tiempo y con pocas ganas de regatear. Nuestro destino era Jhansi desde donde teníamos que tomar un taxi a Khajuraho.

En la estación: Lo primero que hay que hacer es dirigirse a la ventanilla donde se venden los tickets y preguntar desde que plataforma parte nuestro tren. Ya en la plataforma hay que buscar la lista (chart list) correspondiente a el número de tren que figura en nuestro billete de embarque. Aquí encontraremos todas las reservas por número PNR. Es aquí donde encontraremos el número de vagón y ocasionalmente el número de asiento. Hay que recordar que en muchos casos (como el nuestro) en el momento de la compra no se asigna y no aparece especificado en el billete. Las listas se suelen colgar con bastante antelación pero ocasionalmente se hace con apenas media hora de margen. El número de tren y de vagón suele estar especificado en el centro de cada convoy. Las horas de salida "fluctúan" pero suelen existir en algunas ocasiones displays donde se informa continuamente.

Estar esperando el tren es toda una experiencia: gente dormida en el suelo en cualquier lugar del andén, niños jugando en las vías, vendedores ambulantes de comida... Mientras esperamos un niño se nos acerca mendigando. Pegamos sobresaltados un bote. Un policía acababa de pegarle una bofetada en la cara tan fuerte que sentimos el mismo latigazo del viento movido por su mano pasar cerca de nosotros. El niño marchó llorando de forma desgarrada. No tardó en aparecer su padre, un mendigo que manipulaba su hijo en busca de dinero y cuyas ganas de buscar maraña con el policía no tardaron en ser apagadas por el resto de la gente que no dudó en recriminar el uso que hacía de su hijo.

Partimos finalmente a las 10:10 con una hora y cuarto de retardo llegando a las 14:00. El vagón de primera clase era cómodo. No tardo en aparecer el "titi" solicitándonos el billete y el pasaporte. Hay que recordar que uno va ligado al otro. No nos queda claro que hubiera pasado en caso de renovación ya que el número cambia. Sea como sea, tienen fama de ser sobornables por lo que al final quien quiere (y paga) al final puede. Por unas 300 rupias ya se les enternece el corazón.

Ya en Jhansi contratamos un transporte privado por 2000 rupias hasta Khajuraho. Posiblemente en este caso el precio también fuera mejorable pero queríamos llegar tarde. Como referencia comentar que en la fecha un taxi cobraba sobre las 6 rupias por kilómetro. Un poco de carretera ya nos apetecía. Moverse por las calles permite ver estampas cotidianas que en nuestro país son impensables.

Nos hospedamos en el hotel Clarks Khajuraho por 27 euros. Estaba alejado de la población pero era sin duda más cómodo que muchos de los establecimientos de la zona. Los 2.5 Kms. que separan al hotel de la población cuestan unas 20 rupias por trayecto en rickshaw. Dicho y hecho, nos desplazamos al pueblo a cenar en el Raja's Cafe (superbien) y negociamos un rickshaw para la mañana siguiente y durante medio día por 200 rupias.

DÍA 9 -Arte erótico en Khajuraho-

Comenzamos a primera hora de la mañana nuestra jornada. El rickshaw que apalabramos el día anterior nos esperaba puntualmente en la puerta del hotel.

Recorremos con el multitud de templos diseminados. No nos parecieron excesivamente interesantes. En muchos de ellos un mendigo o un aspirante a guía personal aguardaba pacientemente a la llegada de un turista.

Nos cansamos pronto tanto de los "listos" como de los templos. Decidimos ir directamente al pueblo a visitar el templo de Lakshmana. Podríamos habernos ahorrado tiempo y dinero visitando solamente este lugar. El precio de la entrada es 20 rupias por persona (es el único templo donde se paga).

Claramente el principal reclamo de Khajuraho para el visitante son sus numerosos templos repletos de esculturas eróticas. Todo un homenaje al sexo. Este es el país del Kamasutra y es aquí donde las imágenes toman relieve sobre la piedra. Lo primero que le viene a uno a la cabeza cuando comienza a entender lo que está viendo es la involución cultural que este pueblo ha sufrido. Las incontables estatuillas son representaciones de prácticas sexuales, algunas literalmente imposibles, que sirven para instruir e introducir en el ejercicio de las mismas. Son resultado de una mentalidad más abierta que la actual. Una mentalidad reflejada donde se ve claramente la igualdad entre hombres y mujeres.

Los habitantes del Khajuraho que construyó estos templos eran en algunos casos gente más cultivada y de gustos más exclusivos y refinados. Existían tratados que detallaban cuantas veces y como se habían de realizar ciertas prácticas sexuales. Cuales eran los cuidados y preparativos previos para garantizar el disfrute y placer. Algunos de ellos eran tan básicos como la higiene.

Finalizamos nuestra visita al pueblo. Ciertamente apetecía por que son bastante persuasivos. Hicimos el check out del hotel y les solicitamos un taxi. Pagamos 200 rupias por algo que no valía ni 100. El aeropuerto (no lo sabíamos) estaba a escasos 1000 metros y se puede ir andando. Tras facturar y pasar el control de seguridad junto con la espera preceptiva nos dispusimos a embarcar. El procesó se dilato escandalosamente.

Así pues partimos en avión en vuelo de Jet Airways reservado una vez más con Travelocity. Era el vuelo de las 13.30 (HJR) Khajuraho - (VNS) Varanasi. Los billetes ascendieron a 122 euros dos persona.

A la llegada a Varanasi tomamos nuevamente otro taxi que nos llevara al hotel. En el interior de aeropuerto se puede reservar un prepaid por 750 rupias pero en exterior lo logramos por 500. Por el camino el conductor intentó en repetidas ocasiones llevarnos a otro hotel diferente del indicado con objeto de sacar una comisión a costa nuestra.

Nos hospedamos en el Hotel Palace on the Ganges por 61 euros la noche. Correcto. Emplazado en un ghat. A 15 minutos del centro a pié. Con rickshaw son unas 20 o 30 rupias.

En nuestra primera visita al centro llegamos hasta el ghat principal haciéndonos paso entre la multitud (increíble) y alquilamos una barca para ver las cremaciones desde el Ganges. Pagamos tras un breve regateo 120 rupias. Llegamos hasta los ghats donde se estaban realizando las cremaciones. Era todo gris y humeante. Un monje subió a nuestra barca a explicarnos el ritual y a advertirnos de la prohibición del uso de cámara. Le pagamos 50 rupias (pedía 200). Nos explicó que para una sola cremación se usan 200 o 300 Kgs. de madera. Es cara dado que es especial para las cremación por no generar olores. También nos comentó que las cenizas del difunto se tiran al río. Los bebés, monjes, embarazadas, leprosos y murtos por picadura de cobra no se queman por considerarse que son puros.

Retornamos justo para disfrutar en el ghat principal de la ceremonia de agradecimiento al día. Se realiza a las 19:00 y según se llega al ghat, a mano derecha, hay una terraza elevada Y GRATUITA desde donde disfrutar de vistas privilegiadas. No nos queda claro se es un espectáculo para guiris pero era genial poder estar allá disfrutando de tales ceremonias.

DÍA 10 -Amanecer en Varanasi, puesta en Kathmandu-

En Varanasi todo es especial para lo bueno y para lo malo desde que el sol sale hasta que se pone.

El ruido, miseria, aglomeración y polución raya lo insoportable. Por otro lado pocos lugares del mundo ofrecen un espectáculo humano que deje igual marca en la retina. Tienen un río que pasa por ser no de los más contaminados que uno pueda visitar y sin embargo la imagen de gente bañándose en sus aguas es conmovedora. En fin, la lista de fascinantes contradicciones es inacabable.

El amanecer nos regala una bella estampa. Sale el sol y la gente ya está tomando los primeros baños purificadores de la mañana el ghat que tenemos delante de nuestro hotel. No solo es un acto de fe, también es un momento para la higiene personal.

Una persona vendía garrafitas vacías con las que la gente se lleva agua a sus casas. Un pequeño trago de esa agua sería terrible para cualquier occidental. En Varanasi se realizan unas 40.000 cremaciones anuales y en muchas de ellas no se consumen totalmente los cuerpos. Se pueden hallar 50.000 bacterias fecales coliformes en 100 ml que es un 10.000% más que el estándar del gobierno.

A nuestra vuelta al hotel un pelotón de barberos se afanan en ofrecer sus servicios a pié de calle en el camino que va hacia el ghat.

Por fin llega el momento de tomar el taxi al aeropuerto. Regateamos intensamente para no pagar más de las 450 rupias que nos quedan y no tener que cambiar más moneda. Nos espera nuestro avión que nos tiene que llevar a Kathmandu en el vecino Nepal. Esta vez volamos con Indian Airlines con billete adquirido nuevamente con Travelocity por 208 euros para dos personas. Es recomendable llegar con tiempo y tomárselo con calma por que se generan desordenadas colas y los tramites entre facturación y embarque se dilatan en el tiempo.

Continua en Nepal...

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