domingo, 13 de abril de 2008

Indonesia: Java, Bali y... Sulawesi, cultura de la muerte


Indonesia genera y rememora un torbellino de sensaciones y recuerdos dispares en el viajero que ha tenido la oportunidad de visitarla. En la cabeza de todos están los nombres de Java, Borneo, Sumatra y Bali. Todos ellos hacen pensar en lugares paradisíacos. Indonesia en todo caso es multitud de islas más que las 4 citadas. Algunas responden a nuestras expectativas de paisaje paradisíaco y otras aguardan la oportunidad de podernos ofrecer mucho más: cultura, historia, arquitectura, gastronomía…. Este es sin duda un lugar imprescindible en la agenda de todo amante del sudeste asiático por su singularidad.

FICHA TÉCNICA 

¿Por qué Indonesia?
La combinación Tailandia, Malasia, Singapur, Brunei e Indonesia es fácilmente explicable si se hace mirando un mapa. Todo estos lugares están próximos uno al otro y moverse de un sitio a otro es fácil y barato gracias a lo bien que funcionan las lowcost. Hay competencia en precios y los aviones son lo más parecido a autobuses con alas ya que van por faena y las esperas y retrasos se reducen al mínimo exponente. Sin duda, disponiendo de tiempo suficiente para realizar un viaje como este es mucho más barato y divertido hacerlo de un golpe que en 2 o 3 veranos consecutivos.

Días: 13.

Fecha: Agosto 2007.

Itinerario: (Java) Jakarta, Yogyakarta, Borobudur, Prambanan, (Bali) Nusa Dua, (Sulawesi) Makassar, Tana Toraja, (Bali) Nusa Dua, Ubud.

Acceder a la hoja de ruta.


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Medios de transporte utilizados: Avión y coche.

Carné de conducir: Se requiere el permiso internacinal.

Visado: Si. Se obtiene a la llegada. Es difícil recordar los detalles pero creemos que costó unos 25$ por persona y no hacía falta fotos de carnet pero nunca están de más si se llevan encima.

Vacunas: No (no está de más consultar cada caso antes de viajar). Nos recomendaron pastillas para la malaria teniendo en cuenta nuestro itinerario pero finalmente no las tomamos por que era incompatible con tomarse un mojito en la playa, jeje.

Que no vimos y por que: Indonesia es inmensa y es imposible verla toda en un solo viaje. Lo más significativo que no hemos visto podríamos decir que es la isla de Sumatra, Borneo o Lombok. Sumatra por lo comentado con otros turistas durante nuestro viaje respira cierta tristeza. Recordemos lo castigada que ha estado con los terremotos y tsunamis que han afectado la región. Borneo es más primitivo y salvaje. En lo referido al aspecto humano ya tuvimos la oportunidad de visitar etnias en Sulawesi y pisar por pisar ya pisamos la isla en nuestra visita a Brunei pero eso ya es hablar de dos Borneos diferentes. Lombok es una versión menos comercial de Bali y dicen que es encantador…. ¡Queda pendiente!

DÍA 1 –Jakarta, donde conviven el caos, miseria y lujo-

Jakarta no es un lugar habitualmente visitado por el turista. Es por todo el mundo conocido el poco atractivo de esta ciudad. Inicialmente tampoco entraba en nuestros planes pero unos reajustes de última hora lo hicieron posible.

Llegamos en la mañana en vuelo operado por Air Asia desde Kuala Lumpur. El primer paso fue tramitar el visado de acceso al país.

Acto seguido nos desplazamos al hotel Ibis Slipi http://www.ibishotel.com/ibis/fichehotel/gb/ibi/1736/fiche_hotel.shtml. No es un hotel céntrico y la dependencia del taxi es total pero la relación calidad/precio es buena, los estándares son previsibles por ser una cadena y desplazarse es barato.

Más tarde, ya partiendo desde el parque central tomando como referencia su gran obelisco caminamos por zonas de modernos edificios de oficinas y alguna de las megas áreas comerciales repletitas de las mejores marcas y grandes restaurantes. No cal decir que son inaccesibles para la mayoría de habitantes de Indonesia. De esto último ya se encargan los controles de seguridad armados que hay a las entradas y que pasan a todos los visitantes por arcos de metales.

El tráfico llega a ser realmente endiablado. Es la ley de la selva. Coches y coches por todos lados practicando el “tonto el último”. Motos colándose por cualquier agujero. Autobuses y trenes llenos hasta la bandera donde el pasajero no duda en subirse al tejado si no hay sitio. La vida en Jakarta es dura.

DÍA 2 –Jakarta, paseando por las calles de la vieja Batavia-

Nuestro segundo día en la capital comienza tomando un taxi al café Batavia http://www.cafebatavia.com. Cualquier taxista tendría que conocer este lugar de referencia. Batavia es el antiguo nombre de Jakarta cuando esta estaba en manos de los holandeses. Indonesia ha estado históricamente situada en un lugar estratégico para las rutas marítimas y de comercio y ha pasado por muchas manos.

Café Batavia es un buen lugar donde comenzar el recorrido. Uno puede respirar la esencia colonial e imaginar lo esplendida que pudo llegar a ser esta ciudad. Esto ayudará a edulcorar la imagen que el visitante se lleva al pasear por los alrededores entre el gentío, la gran cantidad de miserables que sobreviven como pueden, el tráfico y la polución.

DÍA 3 –Yogyakarta, la otra capital-

Nos desplazamos a media mañana de Jakarta a Yogya (así es como los locales la llaman) en vuelo operado por Garuda Indonesia. Es la compañía nacional. En la fecha era imposible comprar directamente utilizando su web y lo hicimos como otras veces mediante Terminal A http://www.terminala.es. Hay que decir que Garuda no goza de buena reputación y que tiene vetado el acceso a muchos aeropuertos internacionales. A pesar de que es la compañía nacional su índice de siniestralidad es (o por lo menos era) alto a causa de el bajo mantenimiento que hacen de su flota. En todo caso es la que mejores precios, destinos, horarios y frecuencias tiene de manera que es cuestión de olvidarse de lo que acabáis de leer ;-)

Yogya es la capital cultural de Indonesia. Es un placer caminar por sus calles bulliciosas, sus mercadillos, el casco antiguo y como no, inexcusablemente escaparse a Borobudur y Prambanan.

Nos desplazamos en taxi al hotel que habíamos reservado. El Meliá Purosani http://es.solmelia.com/hotel/melia-purosani.htm. Su situación es excelente ya que se puede llegar a pié a la mayoría de lugares de interés en la ciudad. El precio es de los considerados altos dentro de la ciudad pero en todo caso al alcance del bolsillo medio occidental. Su jardín es un oasis de tranquilidad en la ciudad.

La tarde la dedicamos a dar vueltas por las calles de la ciudad. Este es el lugar por excelencia donde hay que comprar (el que quiera) batiks. Hay batiks que se utilizan como prenda de vestir pero el batik que el turista busca es una tela pintada a mano que en muchos casos se enmarca como si de un cuadro se tratara. Un buen sitio y con gran reputación es Mirota Batik, una de las más grandes y más reputadas tiendas de la calle Malioboro, la principal avenida comercial de la ciudad. Si uno pregunta a cualquier persona de la calle corre el pequeño peligro de ser conducido a cualquier otro lugar con objeto de ganarse unas pelillas a su costa con las comisiones de la falsa Mirota Batik de turno. En todo caso el lugar es fácil de encontrar. En la acera contraria también hay un mercado interior por el que vale la pena perder un rato paseando.

DÍA 4 –Borobudur y Prambanan, la vieja Indonesia-

El primer objetivo en Yogya era visitar Borobudur http://es.wikipedia.org/wiki/Borobudur y Prambanan http://en.wikipedia.org/wiki/Prambanan.

Se puede llegar a estos sitios utilizando transporte público pero uno dista del otro y para poder hacerlo todo en un día la gente suele contratar localmente un tour. Esto se puede hacer con cualquier operador local y buscar un buen precio pero de lunes a martes no te apartes.

Como siempre vamos tan pautados lo contratamos directamente en la recepción del hotel nada más llegar para asegurarnos el tiro para primera hora del día siguiente asumiendo seguramente un ligero sobrecoste.

Partimos a primera hora de la mañana con un coche compartido con una pareja alemana. Era un todo terreno en el que el conductor hacía las veces de guía. El primer destino Borobudur, a unos 40 kilómetros.

A nuestra llegada a nuestra primera parada compramos las entradas para acceder al complejo. Adicionalmente se pueden contratar guías.

Los guías tienen una tarifa que puede ser compartida con el resto de personas con las que se visita el lugar. Si se viaja en grupo o bien se improvisa uno para la ocasión se puede obtener una visita guiada con buenas y completas explicaciones por un buen precio.

Borobudur es el complejo budista más grande del mundo. Tiene forma de estupa y representa el paso por los tres niveles de la cosmología budista. A pesar de ello también tiene influencia hindú debido al largo periodo durante el que fue construido y los cambios en la fe de los diferentes gobernantes del momento. Fue abandonado en el siglo XIV por budistas e hindúes y redescubierto por Thomas Stamford Raffles. Este seños os sonará a todos los que hayas visitado la sección de Singapur dentro del blog http://lamatira.blogspot.com/search/label/Singapur.

Borobudur está declarado actualmente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el templo más visitado de Indonesia. Más allá de ser considerado un centro turístico de primer nivel, este lugar ha recuperado parte de su alma y nuevamente a recuperado su papel como centro de peregrinación budista.

Borobudur es continuamente comparado con Ankor Wat (ver sección de Camboya dentro del blog http://lamatira.blogspot.com/search/label/Camboya). Motivos hay muchos. Los principales son el hecho de que ambos son iconos y centros de peregrinación para sus respectivos países y que ambos son budistas. Pero hay otros motivos. También se ha concluido que en ambos casos, para la construcción de ambos complejos, escalas y dimensiones utilizadas se han definido basándose en cosmología y astronomía.

Donde las comparaciones ya son inevitables respecto a Ankor Wat es con Prambanan. Este lugar está igualmente clasificado como Patrimonio de la Humanidad desde 1991. Es un conjunto de 240 templos dedicados a Shivá, el Dios destructor hindú. De hecho, este es el templo hindú más grande de Java Central.

La visita al lugar la hicimos en la segunda parte del día. Está situado a 18 kilómetros de Yogya y por tanto para nada constituye un sobreesfuerzo concentrar la visita a ambos complejos en un solo día.

DÍA 5 –Bali, día de paréntesis en Nusa Dua antes de continuar...-

El quinto día ciertamente no dio para mucho. Este fue un día de puro tramite. Por cuestión de combinaciones y precios viajamos desde Yogyakarta a Denpasar (Bali) para poder viajar desde aquí a la isla de Sulawesi.

Así pues salimos al medio día con vuelo de Garuda nuevamente. Al llegar nos desplazamos al Meliá Bali – The Garden Villas http://es.solmelia.com/hotel/melia-bali-the-garden-villas.htm situado en la playa de Nusa Dua. Nuevamente no estamos hablando de un hotel barato pero aparte de hacer culturilla a uno no le amarga un dulce y el antes y después de la visita a Sulawesi creed que lo merece.

El día lo finalizamos a lo guiri para que no se diga. Nos tumbamos al sol toda la tarde y nos dimos un chapuzón en la playa y luego, más tarde, para cenar: PAELLA. Si, hay que reconocerlo, esto es muy poco sofisticado por nuestra parte pero después de un mes comiendo arroz y noodles (es un decir) a uno ya se lo pide el cuerpo.

DÍA 6 –Sulawesi, en busca del país Toraja-

La isla de Sulawesi es un punto y aparte en Indonesia. Sin duda uno de los puntos álgidos en nuestro viaje y cuya huella más perdurará en el tiempo.

A diferencia del resto del viaje, nuestro viaje a la isla de Sulawesi en busca de la comunidad Toraja (pronunciado toraya) fue planeado con un operador local. A parte de conseguirnos precios correctos para los billetes de avión de ida y vuelta, también se encargó de llevarnos hasta el centro de la isla y de llevarnos al lugar de turno donde podíamos ver los ritos en vivo de este poblado. Hay que tener presente que estos no se hacen en ningún lugar preestablecido y que por más que lo fuera (que no lo es) sería difícil llegar. Lo contratamos pues con Explore Sulawesi http://www.viaje-sulawesi.com por que previamente ya teníamos referencias de confianza. Rahman, nuestro guía fue excelente y demostró ser pedagógico y también astuto llevándonos a los sitios correctos. Ah, un dato. Es de los pocos guías en español que hay en la zona.

Una vez que aterrizamos en Makassar fuimos recogidos directamente en el aeropuerto por el. Abonado el coste del tour iniciamos directamente el viaje en todoterreno privado. El coche era cómodo. Vale la pena, el trayecto es durillo y se prolonga por espacio de unas 8 o 9 horas.

DÍA 7 –Sulawesi, ritos funerarios en Tana Toraja-

Dos son puntos principales que hacen conocido y singular a la comunidad Toraja: sus viviendas y sus ritos funerarios.

Los poblados Toraja están formados por viviendas cuya forma recuerdan a las de barcas puestas al revés dispuestas una al lado de la otra y opuestas a ellas, paralelamente formando una calle central sus correspondientes graneros con características arquitectónicas similares.

La comunidad Toraja provino hace centenares de años de China. Lo hicieron en barco. Resulta probable que al llegar a Sulawesi remontaran los ríos hasta el interior allá donde sus barcas llegaran. Finalmente utilizaron estas como cobijo pasando a ser este el método de construcción de sus viviendas.

La otra característica comentada, los ritos funerarios, es realmente espectacular y única en el mundo. Los torajas viven pensando en la muerte. Así pues no dedicamos a ver las diferentes formas y maneras utilizadas para enterrar sus difuntos inicialmente. El día lo acabamos asistiendo a un entierro. Nos fascinó tanto (a parte de quedarnos sin batería para hacer fotos) que al día siguiente volvimos al entierro antes de marchar de Sulawesi.

Unas de las primeras tumbas que pudimos ver son las de bebés. No los entierran. Perforan el tronco de grandes árboles y guardan el cuerpo. En ese mismo árbol no hay una sola tuba sino varias. Quizás no sería exagerar decir que superaban en una decena en un mismo árbol.

Continuamos nuestra visita desplatándonos a otro lugar donde al igual que en el caso anterior, los difuntos, esta vez de todas las edades, eran introducidos en perforaciones pero esta vez hechas en la roca y no en arbolas. Esto ya es más meritorio. Hay que tener presente que más allá de la dureza del material, las ubicaciones escogidas suelen ser altas paredes de difícil acceso en montañas.

Las tumbas que hay perforadas en la roca estás “custodiadas” por “vigilantes”. Son pequeños muñecos de madera que representan miembros de la familia y que por la posición de sus manos se pueden adivinar estados de animo como la tristeza o ver representación de ofrendas.

Cerca de estas tumbas escavadas en roca tuvimos la oportunidad de ver artesanos elaborando estas figuras de madera e intentando vender alguna para ganarse la vida.

Lo mejor estaba por llegar. Rahman tenía información sobre un entierro que al parecer se estaba oficiando en un poblado cercano de manera que no había tiempo que perder.

El gobierno indonesio trata de disuadir a la población local para que no realicen estos entierros. Son tremendamente costosos en términos económicos hasta el punto de llevar a las familias que lo celebran a la banca rota. Un chico, por ejemplo, cuando busca novia valora enormemente que sus abuelos estén ya muertos puesto que se ahorrará contribuir en su entierro.

El entierro al que pudimos asistir duraba una semana. Era de una familia de clase media-alta y en el se sacrificaron unos 50 búfalos y decenas de cerdos. Echando números nuestro guía nos dijo que podríamos estar hablando de un entierro valorado en unos 50.000 euros. Nos comentó incluso de familias más ricas que podían llegar a sacrificar hasta 200 búfalos. Esto como es de imaginar condiciona totalmente las vidas de las gentes.

Los entierros son todo un acto social y de ostentación en el que demostrar el poder de la familia. En muchos casos más allá del deseo de seguir con las tradiciones se convierte en una obligación ya que de no ser respetada dicha tradición, daría que hablar entre los vecinos. Esto, ni que no suceda con los entierros nos recuerda bastante a España, jeje. El caso es que incluso hay gente que decide abandonar su poblado, sobre todo los más jóvenes, para ir a la ciudad y romper con tradiciones y lastres económicos.

Cuando uno viaja a Sulawesi lo hace con la esperanza de poder asistir a alguno de estos entierros pero sin la garantía. Esto no se trata de ir al Liceo para ver la ópera. Las muertes y sus posteriores entierros no se programan de manera que hay que contar con la suerte de cara también. En todo caso hay mucha gente mayor y tampoco es tan difícil. Vale la pena ir y esperar que la fatalidad de unos se convierta en la fortuna de otros (es una lástima ser tan macabro, mil disculpas).

Llegamos al pueblo donde se estaban oficiando los entierros. Una señora mayor que había muerto hacía un año y medio. Repetimos: una señora mayor que había muerto hacía un año y medio. Puede parecer mentira pero no es habitual la celebración del entierro tras la muerte.

Durante el tiempo de espera que suele oscilar entre un año o dos, el cuerpo del difunto se guarda en casa dentro de algo así como un ataúd conservado actualmente con formol pero antiguamente a base de hojas y especias autóctonas. Tuvimos la oportunidad de visitar más tarde una de estas casas donde estaba una mujer aguardando el día del entierro de su marido. La situación nos intimidaba más a nosotros que a ella misma. La cuestión es que este tiempo se utiliza para recaudar fondos para el entierro. Un turista que acceda a su casa y que deje una propinilla siempre es bien recibido.

Nuestra llegada al pueblo fue de impacto. Turistas y gente del pueblo mezclados, unos expectantes, otros en ambiente semifestivo. El olor a sangre en el ambiente.

Ocupando un lugar destacado estaba la casa de la familia de la difunta. En ella, dicha familia presidiendo todos los actos. Con ellos, el ataúd con la difunta y una figura de tamaño real reproduciendo su imagen en vida. Ante la casa continuamente y de forma un tanto improvisada iban desfilando bueyes y cerdos ofrendados principalmente por familiares. Incluso un grupo de turistas llegaron a ofrecer un cerdo.

No menos improvisados o poco planificados eran el resto de actos que se iban sucediendo. Procesiones presididas por el patriarca, mujeres llamando la atención utilizando la percusión, hombres unidos en círculo por las manos orando, mujeres ataviadas con indumentarias típicas recibiendo los invitados. Todo en si forma un espectáculo de colores, sonidos y olores.

Repartidas por el resto del pueblo numerosas construcciones realizadas para la ocasión son ocupadas por los familiares e invitados a los funerales. Estas construcciones son efímeras ya que su vida está prevista solo para el tiempo que duren las ceremonias. La asignación depende del grado de proximidad del ocupante con la familia del difunto.

No muy lejos pero si algo más distantes hay más casetas organizadas alrededor de una extensión no ocupada de terreno. La finalidad es organizar luchas de búfalos. Son ciertamente curiosas. Tienen menos violencia de lo que cabría esperar. Bien al contrario, estas están llenas de estrategia.

Poder ver las ceremonias en buena posición es algo que con el debido respeto y consideración está al alcance de todo el mundo. Nosotros pudimos hacerlo desde primera fila en la caseta de un familiar directo del difunto. Para poderlo hacer compramos cartones de tabaco y los ofrecimos como regalo. A cambio recibimos la invitación de compartir el espacio y de tomar pastas y café (esta zona es productora).

Lo mejor estaba todavía por llegar. Las matanzas de búfalos. La verdad es que es un espectáculo ciertamente despiadado pero no hay que escandalizarse, los Toraja no son peores que nosotros. Ellos matan búfalos y nosotros matamos toros. Hay que reconocer en todo caso que el espectáculo es más visceral y sangriento y que los más aprensivos no pasarán un buen momento.

Cuando uno menos se lo espera, y sin saber demasiado bien a quien seguir y quien es el que manda más, se puede ver como la gente se concentra de forma aparentemente improvisada alrededor de algún búfalo. Este pobre animal es atado a algún tronco y acto seguido es sacrificado a golpe de machetazo.

En ocasiones, tal como muestra la foto del segundo sacrificio el objeto de la matanza es pura diversión. La foto muestra como un individuo bizco y otro que en su comunidad era considerado como el tonto del pueblo intentaban matar a un búfalo. Lo hicieron tan mal que la gente lloraba de la risa. Se hartaron hasta la saciedad de darle machetazos la pobre bestia sin demasiado éxito. Cuando por fin la dieron por muerta procedieron a desatarla comenzando a correr despavorida por la plaza detrás de la gente produciendo grandes carcajadas entre la multitud.

Toda la carne que se genera de tal matanza es repartida entre la familia del difunto, resto de familiares y amigos y finalmente los excedentes que pueden llegar a ser abundantes son vendidos en mercados.

El despiece de los animales se hace sin ninguna medida sanitaria sobre el mismo suelo y en medio de moscas. Es increíble la cantidad de estos insectos que se puede acumular después de dos días seguidos de bufalicidios. Pero lo que más nos alucinaba era ver a un tipo trocear el bicho tranquilamente mientras se fumaba su cigarro y caminaba descalzo sobre los pellejos sangrientos. Toraja es un lugar que no deja impasible a nadie.

El final del día ya estaba próximo. El broche lo pusimos en casa de un difunto saciando nuestra curiosidad y colaborando a la causa.

DÍA 8 –Sulawesi, cuatro bodas y un funeral-

Este fue nuestro último día efectivo en Sulawesi. A medio día partíamos a Makassar con intención de tomar el avión a primera hora del día siguiente.

Así pues, la planificación para la mañana era más suave. Comenzamos volviendo “a pasar un rato” en el poblado donde se seguían oficiando (o celebrando, según se mire) las ceremonias funerarias. Asistimos a algo que nos pareció tremendamente curioso: una misa. Después de todo resulta que la mayor parte de la población toraja es protestante.

Acto seguido nos desplazamos a la ciudad y visitamos el mercado local. Es bastante auténtico. El turista es minoría. El objetivo es el comercio interno.

Se puede encontrar absolutamente de todo. Vegetales, carne, pescado, ropa… Pasear por el vale la pena ya que a pesar que muchos mercados en estos países suelen ser por el estilo, distan mucho en apariencia a los nuestros.

En una de las paradas tuvimos la oportunidad de probar el licor de caña de azúcar. Lo sirven en la propia caña y está buenísimo. Ellos lo consideran fuerte (es una bebida alcohólica) pero los occidentales estamos acostumbrados a bebidas de mayor graduación. No es fuerte ni mucho menos.

El mercado tiene también una amplia zona ocupada por ganadería. Básicamente son todo búfalos y cerdos. Los búfalos campan a sus anchas dentro de un cercado y los cerdos están atados e inmovilizados en estructuras de bambú que los vendedores y compradores se cargan a sus espaldas para llevarlos arriba y abajo.

Una vez visto el mercado, tras comer, tomamos el coche ya en el medio día para desplazarnos a la capital y estar en disposición de tomar el avión al día siguiente y volver a Bali. Hay que recordar que el trayecto que teníamos por delante era de 8 o 9 horas.

Ya al anochecer, antes de llegar a destino paramos por el camino. Vimos una boda y no pudimos evitar la tentación de meternos dentro. El objetivo era poder echar un par de fotos y curiosear un poco. Es evidente que las fotos las sacamos pero ellos nos sacaron más a nosotros… el fotógrafo fotografiado. Son súper hospitalarios y eso de ver un par de occidentales en su boda les pareció muy exótico de manera que desenfundaros sus móviles y nos inmortalizaron con los novios y familia.

Esta era una boda musulmana. La mayoría de la población en indonesia lo es. Se casaban dos parejas. Estas estaban dispuestas en la parte central de un escenario rodeados de sus parientes cercanos. La expresión de los novios era de absoluta y rigurosa seriedad. Lo contrario se considera una falta de respeto ante todo a los padres. El papel que los recién casados tienen en la boda es recibir a sus invitados y no mostrar desconsideración hacia ellos.

La situación de los invitados ya era otra. La gente se lo estaba pasando pipa (sobre todo con nosotros) y tenían montado un mega bufete (básicamente de arroces) y un karaoke en el que pretendía que cantáramos. Eso ya lo tenían más difícil. No lo hacemos en español, ¿Cómo lo vamos a hacer en bahasa? En todo caso la hospitalidad de estas gentes es genial. Nos invitaron a quedarnos a cenar con ellos y no lo hicimos solo por que nos quedaban horas de camino por delante. Atrás quedan los que probablemente hayan sido los dos días más fascinantes de este viaje.

DÍA 9 –Nusa Dua (Bali), ¡playita, playita, playita!-

Ajustándonos a lo planeado partimos a primera hora en vuelo de Lion Air de Makassar a Denpasar. El aeropuerto era realmente caótico. Esto comienza en el mismo momento de facturar maletas. Puede llegar a ser necesario preguntar y verificar en que cola ponerse y no hay que descartar el uso de una cierta mala leche para que nadie se le cuele (y si puede ser colarse) y evitar todo el tiempo que uno llega a perder y que le puede llegar a costar el vuelo. Pasado el control de metales y pago de tasas pertinente la historia se repite en la puerta de embarque. Ya no hay estrés por perder el vuelo pero hay que estar atentos hasta que se decidan por una puerta de embarque en concreto. Los gestores del aeropuerto de Makassar son gente indecisa.

Nusa Dua es una de las mejores zonas de Bali para bañarse (esto tampoco quiere decir que necesariamente sea la mejor). Hay que partir de la base que quien esté buscando la playa perfecta para darse un chapuzón en Bali no la encontrará. Este lugar es el templo del surfista, no del bañista. Nusa Dua es una de las excepciones a la norma y por tanto un lugar de playas amables y tranquilas.

El acceso a Nusa Dua está controlado. Esta zona está ocupada por algunos de los mejores complejos hoteleros y la seguridad es máxima desde los famosos atentados perpetrados en Bali hace unos años por parte de grupos islamistas. Hay que pasar un control de seguridad que inspecciona los taxis al entrar a la zona y repetir la acción al acceder al hotel. De todas maneras los controles son tan laxos que no pasa nada por que Dios no quiere.

Ya en la playa hasta los vendedores ambulantes operan previa expedición de un permiso y lo hacen con directrices para no molestar al turista. No son nada pesados como suele ser habitual en estos países e incluso son pícaros y graciosos. El turismo les da de comer y lo saben. Ni mucho menos son gente desafortunada (hablamos de los vendedores que frecuentan el hotel). Entablamos buen rollete con alguno y nos contaron que algunos de ellos tienen hijos cursando carreras universitarias.

Nos alojamos en el Meliá Bali The Garden Villas nuevamente. Una característica interesante de estos hoteles es que si uno quiere comer fuera del hotel se puede acceder caminando por los márgenes de la playa a los restaurantes de otros establecimientos. También a cinco minutos de paseo a pié saliendo del hotel hay una gran área comercial donde comprar todo tipo de ropa de marca falsificada y comer bien y a buen precio. Como mínimo un garbeo merece la pena darlo.

DÍA 10 –Ubud, el corazón de Bali-

El plan para el día era visitar Ubud y sus alrededores. Esta zona está situada en la parte central de la isla. La manera habitual de desplazarse suele ser en taxi o en coche de alquiler. Si se opta por la segunda opción hay que estar en posesión del permiso internacional de conducir. Las agencias de alquiler no lo requieren pero eso no exime del cumplimiento de la ley. Cualquiera que vaya al volante y no tenga cara de indonesio es susceptible de ser parado. Las multas son elevadas y el policía estará encantado de cobrarla personalmente y gestionar el pago.

Una vez en Ubud hay que dejarse llevar por el encanto de este pueblo. Dar un paseo por sus calles, sus templos y galerías de pintura donde poder encapricharse de alguna tela.

Dos son las atracciones principales que visitar en este lugar. El Monkey Forest y el templo del agua. El templo del agua es altamente interesante ya que se puede ver en primera fila la religión balinesa llena de matices y colores. Para acceder a dicho templo es obligatorio dejarse disfrazar con ropas que prestan a la entrada ya que intentan mantener su cultura en la medida de lo posible.

En el interior del templo hay numerosos altares de gran colorido. Están ampliamente guarnidos y recargados por ofrendas conformadas principalmente de frutas. Es habitual también encontrar escuelas de música tradicional y procesiones que toman este lugar como punto de partida y que parten por las calles de la población sin dejar indiferente al visitante.

Como ya se mencionaba brevemente en líneas anteriores, es obligado recorrer a pié las calles de la población. Es un recorrido que puede durar no más de una hora a menos que uno se pare en todas las tiendas.

El encanto que se esconde en las calles de Ubud está basado en la gran cantidad de talleres de artesanos y sobretodo y por encima de todo de pintores. Los artistas y artesanos de la zona cuentan con gran reputación. Se pueden adquirir lienzos a precios razonables. No hay que esperar gangas. Son más baratos de lo que suelen ser en España pero conocedores del poder adquisitivo del turista extranjero claramente por encima de lo que tendría que ser. Se suele regatear pero hay que estar atentos a los cambios de moneda que se aplican si se paga en dolares. Los motivos son diversos. Pueden encontrarse desde pinturas tradicionales hasta las más modernas y abstractas. La artesanía suele estar basada en tallas de madera con figuras típicamente de estilos de Bali o de Java.

DÍA 11 –Kuta, Surf in Bali-

Bali es un lugar visitado por multitud de turistas en busca de su principal reclamo, las playas. Las hay que son excelentes para el bañista pero no son estas las que hacen más especial a esta isla. Este es un lugar de referencia internacional para los amantes de la práctica del surf.

La playa de Kuta es el centro neurálgico. Este es un lugar donde realmente uno encuentra ambientazo. Surfistas y bañistas durante el día, gente en la arena viendo la puesta de sol, restaurantes para todos los gustos (especialmente para el del turista) y un número impresionante de tiendas donde uno puede encontrar cualquier souvenir que se pueda imaginar.

Nuestra opción elegida para alojarnos fue Nusa Dua buscando descanso y tranquilidad. Si por el contrario lo que se busca es estar en medio del bullicio, el ambiente desenfadado de la playa y la vida nocturna la elección es Kuta.

DÍA 12 –Bali, ruta gastronómica-

A quien le guste conocer los países visitados utilizando la gastronomía como pretexto este es una país que con sumo gusto puede ser visitado y Bali uno de los mejores lugares que en el actúan como abanderado. Las opciones son más de las que uno pueda llegar a explorar de manera que aquí van tres propuestas distintas para tres ocasiones diferentes.

CENAR MARISCO EN JIMBARAN: La playa de Jimbaran es un lugar magnífico para ir a cenar. La oferta de restaurantes que operan en la playa es inacabable. De lunes a martes no te apartes. Todos son por un estilo. Elegir uno es tan fácil o difícil como dejarse llevar por los ojos. La oferta culinaria es muy parecida. Los restaurantes no son exclusivos ni mucho menos, son chiringuitos de playa. Si nos decantamos por el marisco (opción habitual) podemos seleccionarlo directamente de sus peceras y se paga a peso. Es evidente que aquí se repite una vez más la típica picaresca de seleccionar un bogavante grande como un Miura y que el pobre adelgace sospechosamente en el camino que va de los fogones a la mesa.

COMER EN UNA TERRAZA EN UBUD: La oferta de buena cocina en Ubud es variada. Nos gustó especialmente cenar en Tutmak Warung Kopi. Este lugar sirve platos tanto internacionales como más típicos del país y la isla. Se puede disfrutar en su terraza de buen servicio y ambiente agradable. La comida es realmente buena y los platos están realmente bien presentados.

LO MEJOR PARA EL FINAL… BUMBU BALI: En Bali hay muchos restaurantes llamados Bumbu Bali http://www.balifoods.com/bumbu pero solo uno de ellos es el genuino. Su reputación ha cruzado fronteras y en un país especializado en las falsificaciones copiar el nombre de un restaurante es algo fácil.

Bumbu Bali es un restaurante asociado a la prestigiosa Chaîne des Rôtisseurs http://www.chaine-des-rotisseurs.net. Esto ya denota el tipo y nivel de cocina del que estamos hablando pero a pesar de ello el precio es accesible al bolsillo medio occidental. Este restaurante situado en Nusa Dua está regentado por un Alemán afincado en Bali. También funciona como escuela de cociha de gran prestigio. Es poco recomendable presentarse sin reserva previa.

La comida que se sirve en este lugar es simplemente deliciosa. No hay grandes inventos y la tradición es la seña de identidad. La presentación y el servicio son impecables. Su carta cuenta con platos que no hay que dejar de degustar como el sate (nosotros probamos el sate asam siap), pero hay otros muchos altamente recomendables como el recelan, hasil laut bumbu kuning o el udang mepanggang y que en la poto anexa aparecen.

En resumidas cuentas, es un pecado para todo amante a la cocina que visite Bali no acercarse por este esplendido lugar.

DÍA 13 –Bali, momento de recapitular-

Nuestro último día llega inevitablemente. Con tristeza pero con un gran recuerdo tomamos nuestras maletas i volvemos al pequeño aeropuerto de Denpasar. Tenemos que tomar un avión de Garuda que nuevamente nos llevará a Jakarta para seguir nuestro camino a Singapur con Lufthansa…. Pero eso ya es otra historia.

(c) Ezequiel Jiménez Borra & Mónica Valls Moreno